Lo que terminó vendiéndose en plazas y puentes ahora es objeto de apreciación cercana al culto, y su religión no es otra que la música.
Los discos de vinilo, los mismos que en mi casa ocupaban estantes y esquinas del piso cuando era niña, están siendo rescatados de las calles caraqueñas. Al vinilo, usado y nuevo, también le crecen retoños.
El más reciente brotó en la Quinta Toledo, en la avenida Alameda de la urbanización San Bernardino, rodeado de araguaneyes, robles, caobos, apamates y bucares y cerca del cerro El Ávila. Se llama El Marchante, y más que una tienda de discos de vinilo, se define como un espacio para la «investigación, recopilación y difusión de música hecha en Latinoamérica y el Caribe».
Más vivo que nunca
Inaugurada tras seis años de trabajo de Osmar Romero desde Estados Unidos (EEUU) y Manuel Díaz desde Venezuela, El Marchante es la diadema de los coleccionistas y amantes de un formato al que defienden de la tiranía digital, la inmediatez y la comodidad. Allí, los vinilos se levantan en columnas alineadas perfectamente hasta el techo, regios, esperando ser manoseados, reproducidos en los platos o incluso comprados.
«La música es la única expresión artística que no podemos ver. Es como el amor». Así lo expresó el músico Alfredo Naranjo durante la apertura de la tienda física el pasado 16 de julio.
Para el vibrafonista y fundador de la agrupación de salsa El Guajeo, el vinilo es una manera de tocar lo invisible, mientras que la salsa, muy bien representada en ese soporte, «es una confluencia de muchas sonoridades que se fundamenta en el son cubano y los músicos académicos. Yo no la llamo género».
Naranjo fue uno de los invitados del pódcast Un 2 de vainas, conducido por el politólogo y gestor cultural Alí Morales y que se grabó desde El Marchante el día que abrió sus puertas al público.
«El vinilo no está muerto», sentenció tajantemente Morales. «Sigue vivo y no por un beta de nostalgia, sino por la necesidad de crear formatos que se preserven en el tiempo».
La falacia del bit
Morales reconoció que las plataformas en streaming dan la ilusión de que toda la sonoridad del mundo está accesible desde el celular o la computadora. «Hay datos que dicen que quizás el 60 % de la música está fuera de esas plataformas».
Aunado a ello, esos mismos distribuidores digitales, como Apple Music, Spotify o Amazon Music, determinan lo que debemos escuchar y por cuánto tiempo podemos hacerlo.
Con el vinilo no existe esa prisa. Tampoco hay dudas acerca de la calidad de lo que se oye a 33 revoluciones por minuto.
J.C. Losada, productor e ingeniero de sonido venezolano que ha trabajado con Ricky Martin, Shakira y Carlos Santana, entre otros, lo explicó a Zona Pop CNN: «Antes, cuando ibas y comprabas el vinilo, era el mismo sonido en cualquier parte del mundo. Pero ahora la misma canción que yo saco dependiendo de la tienda donde tú la compres, que es el streaming, va a sonar diferente. Entonces, hay siempre el desafío de que como cada plataforma tiene su propio algoritmo, suena diferente».
«Hay un rescate de nuestra memoria cultural que radica en mantener los vinilos, que no son solo para escuchar música». Morales se refería al hecho de que en los discos de vinilo se graban tanto canciones como declamaciones de poetas venezolanos, discursos de artistas y sonidos únicos como los golpes de tambor, «que en YouTube no vas a encontrar».
Algo seguro que sí vas a encontrar en El Marchante es variedad: de estilos, de épocas, de idiomas y de artistas, así como un patio trasero que te conecta con el verdor absurdo típico de esta zona de Caracas.
Puedes visitar la tienda de jueves a sábado entre las 9:00 a.m. y las 5:00 p.m., aunque recomiendan agendar cita para personalizar la atención y hacer del recorrido una experiencia comercial con visos de museo y aires de biblioteca de los sentidos. ¿Te animas a grabar recuerdos?
Vinilosidades:
El género musical que tiene más vinilos es el rock.
El álbum más vendido en vinilo es Thriller de Michael Jackson (1980).
El disco de vinilo más caro del mundo es Once upon a time in Shaolin de Wu-Tang Klan: la única copia fue comprada por 2 millones de dólares.
El primer disco de vinilo lo comercializó Columbia Records en EEUU en 1948. Contenía la grabación del Concierto para violín en Mi Menor, Op. 64 - Sueño de una noche de verano (Suite) del violinista Nathan Milstein, con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, dirigida por Bruno Walter.
Según la Asociación de la Industria Discográfica de EEUU (RIAA), la venta de vinilos generó 232,1 millones de dólares en los primeros seis meses de 2020, en pleno inicio de la pandemia de la COVID-19, superando a la de discos compactos, que ingresó 129,9 millones de dólares. Además, el streaming representó el 85 % de los ingresos totales en el mismo periodo.
El vinilo está hecho de cloruro de polivinilo, considerado por la industria química como el derivado del plástico más versátil.
Fotografías: @ladesperdigada
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