Todos tienen algo que decir, pero pocos saben hacerlo realmente bien.
Mi especialidad es transformar ideas dispersas en escritos pulcros y coquetos. ¡Rétame!
¡Hola, terrícolas!
Me considero una pintora literaria: embelleciendo el lienzo donde las ideas se expresan con vocales y consonantes. También soy una especie de guardiana del lenguaje, siempre atenta a los accidentes y “delitos” ortográficos que se cometen en los textos que se cruzan en mi camino.
Construir historias es otra de mis facetas. Con los insumos necesarios y mi toque personal, puedo armar una torre original y atrevida de prosa, muchísima prosa. Y como la palabra no solo es escrita, cedo mi voz para narrar cuentos, noticias, promociones de productos y servicios; en fin, cuanto desees gritarle al mundo en un tono apropiado para los oídos.
Todo esto lo hago a través de combinaciones de bits; es decir, navegando en las profundidades del mundo digital. Pero no te confundas con este nombre: fue la manera que encontré para decirte que he llegado a tu vida con el único propósito de ponerle orden a las ideas desperdigadas.